CARRITO

Costura

Su costura  nació de las puntadas que dio siendo una niña. Sus recuerdos se agolpaban casi sin orden, llenos de nostalgia y la magia que vivió de niña junto a esas grandes mujeres que formaron y forman cada segundo, parte de su vida.

Su abuela María fue con la que hizo sus primeras puntadas, en aquel pañito, ¡ay cuantos recuerdos entre hilos, dedales, hilvanes y esa magia que da la costura y la mejor compañía!

Retomando la historia,  tendría unos ocho o nueve años, cuando la costura se abrió camino firme en su vida. Los recuerdos de esa máquina de coser, que bajo la ventana de la habitación de su abuela, cosía recto, costura perfecta.

La de veces que probó a hacer su costura en esa máquina cuando su abuela se despistaba, siempre creyó que ella  lo sabía y dejaba que  soñara entre costuras, ella ya vio en su nieta esa pasión que hoy marca muchos pasos de su vida.

Esa ventana que daba a la calle, bajo su habitación, y que junto a su máquina de coser, que  tanto oyó y vio de su costura, sus conversaciones, de descoser y volver a coser, ella con su vieja y fiel máquina, y Mari a puntadas en aquel pañito

Cada vez, las puntadas de la pequeña María del Mar eran más rectas, y le enseñó lo bonito que es coser a mano, cuando vas marcando el ritmo de tus puntadas, y es que su costura está llena de aquellos momentos, de aquellas palabras.

La costura de Mari es mucho más que hilos, telas y patrones, es el principio de su historia, es la mezcla perfecta, es su costura, su sello, la puntada que une toda una vida.

Los años fueron avanzando, como inevitablemente avanza la vida, y fue viendo las enseñanzas de su abuela María, en su madre, Montse.

Montse fue una mujer fabulosa, madre irrepetible, persona fuerte, que le enseñó muchísimo, pero eso es otra historia, una historia única y maravillosa, la historia de su vida.

Su madre con una máquina más moderna que su abuela, hacía que la costura, fuera una fuente enorme de aprendizaje.

Mari tenía muchas inquietudes unidas a los patrones, las telas y siempre ha sido una valiente, su madre le decía que no le tenía miedo a nada, y es que siempre vio tantas posibilidades a una tela, que su costura era y es siempre una oportunidad de diseñar y crear algo muy suyo.

No hay más que verla cuando crea un patrón, le da mil vueltas hasta que roza la perfección. Y es que su costura es como pocas, sin poder encontrar donde empieza y donde acaba, cual es el derecho y cual es el revés.

No todas saben que viene, además,  de una familia de músicos, y fue su madre quien le enseñó a darle forma a disfraces, y otros apliques para la charanga en la que participaron. Entre patrones, risas y conversaciones Montse y ella compartieron minutos inolvidables creando sus costuras, sus diseños, sus momentos juntas.

Pero María del Mar, siempre quiso más, y le picó tanto el gusanillo, que quería más de la costura, y se apuntó a aprender el método amador (El sistema amador fue fundado en 1928 por Tomás Amador Duarte, pionero en las técnicas de construcción y transformación de patrones para prendas de vestir e inventor de un sistema de plantillas para patrones escalados de distintas prendas.) de costura, y se lanzó con la ilusión y el cariño que siempre despende, a hacerle el traje de comunión a su hermana, con el tiempo su propia ropa, a su gusto, errando y aprendiendo, hasta que salía todo perfecto.

Y se casó, con el traje de novia que ella diseño y cosió, y conociéndola, no asombra, por el amor que siempre le pone a la costura y a los sueños. Y es que ella es así, se come el mundo con cada paso que da, con cada puntada, con cada patrón, con cada costura que sueña.

Como decía, los años fueron pasando, y frente a su trabajo, había una tienda de telas, donde se volvió a despertar ese imán que dan las puntadas, los hilos, la costura perfecta, la magia que siente una diseñadora artesana, como es ella.

Esta vez lejos de los patrones de confección, se acercó a la costura creativa. Allí le rascaba tiempo a la vida, y tras salir de trabajar, iba a clase de costura creativa, y con el tiempo se dio cuenta que todo aquello lo sabía hacer, y fue cosiendo y creando patrones a su ritmo en casa.

Sin darse cuenta allí estaba naciendo algo muy grande, y es que allí conoció a dos personas maravillosas por casualidad, esas casualidades bonitas que te regala la vida y la costura.

Es necesario dar nombre a esas dos personas únicas, Nazaret y Patricia, alma de muchos ratos de vida que merecen mucho la pena.

Y sin darse cuenta, el torbellino llegó a su vida, un torbellino de alegría y oportunidades, y Naza,  un día la presentó como la nueva profesora de Costura Creativa de Hand diy.

Los nervios se la comían por dentro, pero aquel reto era para lo que siempre había querido, y Patricia le dio paso a lo que hoy es parte de su vida laboral y personal.

Hoy María del Mar y Patricia son el alma de Hand diy.

La costura tiene ese encanto, esa magia que envuelve la vida. A puntadas, con tijeras, entre patrones, pero siempre avanzando y aprendiendo. Y es que en Hand diy hay muchas historias de vida, que envuelven cada rincón, vidas que un día los hilos, la costura, las lanas y el propio destino unió más allá de sus paredes, pero eso ya es otra historia.

Ahora déjate envolver con la magia de la costura y su capitana, María del Mar.

 

4 comments

  1. Que orgulloso estoy de mi hermana…. te quiero muchísimo, eres el faro que ilumina el camino de esta familia 😘😘😘

  2. Un post precioso , dedicado a una gran persona, trabajadora ,incansable y con un bonito vínculo con la costura. 😍😍

  3. Agradecerte Cristina la dedicación y el cariño en cada una de tus palabras. Leer mi historia a través de tí, ha sido realmente emocionante. Mil gracias.

  4. Fran González

    Orgullo de hermana que tira de esta familia te quiero mucho Mary😘😘

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