Hecho a mano
Una vez escuché que regalar algo hecho a mano, es regalar un poquito de tu corazón.
Cada año cuando se acercan estas fechas, no paramos de buscar el detalle o regalo perfecto. Ese no sé que, que entusiasme, que encante, que ilusione. Y creo que la mejor forma de encontrarlo es iniciando esa búsqueda tiempo antes, entre tus manos. Es regalar algo hecho a mano.
Esa cosita, hecha a mano que ha ido creciendo, puntada a puntada, punto a punto, mimo a mimo. Es ir tejiendo esa bufanda, cálida y amorosa para el abuelo. Es volver a la niñez, y coger las agujas de la abuela. Y pedirle una y otra vez que nos explique ese punto trigo, para hacer la mejor bufanda para el abuelo, ahora que empieza a refrescar.
Al abuelo nada le gustaría más que algo hecho a mano por ti, tejer esa bufanda, es mucho más que hacer punto, es tejer recuerdos, momentos irrepetibles y un regalo único hecho a mano.
Punto a punto y junto a la abuela, en su salita de estar, en ese sillón tan confortable, con la promesa de un chocolate caliente, tras la quinta vuelta de esa bufanda para el abuelo. Y es que eso hecho con tus manos, lleva todo tu corazón, todo tu cariño y todo ese calor que desprende la lana y el amor a los que más quieres.
Puntada a puntada, avanzas y aparecen más ideas para otro regalo hecho a mano. En unos segundos tu cabeza, imagina y crea regalos para todos hechos por ti, y es que siendo niña no hay barreras ni límites de tiempo, todo se puede, si se quiere.
Esos regalos hechos a mano, son más bien un regalo para ti, esa bufanda te regaló tardes enteras con la abuela, de risas, chocolate caliente, aprendizaje y mucho mucho cariño del bueno. Imaginar al abuelo con esa bufanda en tonos grises, cálida y con todo el amor con el que la tejiste, y es que lo hecho a mano es regalar un trocito de tu corazón.
Los años han pasado, y recuerdas como si fuera ayer, cuando desenvolvió aquel regalo , apareció esa bufanda mágica hecha a mano por ti. Su ilusión, que competía con la tuya aquel día. La de veces que usó esa bufanda y lo orgulloso que la llevaba porque la tejió su nieta (con mucha ayuda de la abuela, pero eso es un secreto).
A esa bufanda hecha a mano, le sucedieron otras, muchos años, y mucha práctica, aunque ya sin la maravillosa ayuda de la abuela, ni con el mejor modelo de mis creaciones, mi abuelo. Pero fueron ellos los primeros regalos hechos a mano que hice en mi vida, los que hice cargado de amor, y es que tejer cariño, hace que desprendan lo más bonito.
Y las Navidades siguieron llegando al calendario, meses antes siempre, busco esas fibras, esas ideas y esos diseños único hechos a mano, para sorprender a quienes más quiero.
Y las tardes de otoño, se convierten otra vez en momentos de aprendizaje, cariño y promesas. Ahora voy enseñando yo, lo que es una cadeneta, un punto bajo, un punto alto. Haz una muestra primero, me repite una voz dentro, y es que mi abuela en mis recuerdos me sigue dirigiendo, me indica como empezar ese regalo hecho a mano.
Lo hecho a mano, es algo incalculable, es ese algo único, ese algo que nace en el alma y se hace realidad en tus manos.
Regalar algo que has hecho a mano, es regalar toda tu magia.