Siempre me preguntan cómo y cuándo comencé a tejer, y la verdad que no descubrí muy pronto lo que ahora sé y me apasiona, y sobre todo nunca imaginé que sería mi proyecto laboral y de vida más importante.
Pero sí, que tuve contacto con el arte de tejer siendo muy niña, y fue mi abuela quien me enseñó el punto derecho. Y no paré de hacer bufandas y otros accesorios para mis muñecas, todas llevaban mi toque, mi forma de tejer , que siendo pequeña a mis ojos era perfecta. Las dos agujas clásicas y tradicionales, eran parte de mis juguetes y mi guía a seguir las indicaciones de mi abuela, de la que sólo aprendí el punto derecho.
Mi madre intentó enseñarme crochet, pero digo que intentó, porque no llegó a conseguirlo. No era capaz de pasar de la cadeneta. ¿Quién me lo iba a decir? Desistió, porque no hubo forma de que yo aprendiera algo parecido al crochet.
Fue mucho tiempo después, hace unos 20 años, cuando una compañera de trabajo me enseñó un nuevo punto para tejer, el punto bajo. Hice unas agarraderas para el horno, eran horribles, pero las acabé y lo que es el afecto a lo hecho por una misma, no me gustan nada, pero aún los conservo y uso, fue mi primera labor, me costó pero los finalicé, y ese sentimiento no se olvida.
Es ese cariño que tomas a lo que cuesta y consigues, porque en eso consiste la vida, en intentarlo siempre. Como el tejer es la vida, hacer y deshacer hasta que consigues tu sueño. Como tejer es Hand diy, un sueño que se hizo y se hace realidad cada día, a base de tejer, deshacer y volver a tejer… y de vosotros que dais vida a este proyecto.
Fue con el punto bajo, estando embarazada de mi hijo Miguel, cuando tejer se hizo una práctica muy dulce, hice mantitas y cositas para él, tejer desde el cariño, hace que los proyectos sean especiales y únicos.
En aquella época vivía en el Sur de Tenerife, y cuando llegué a Santa Cruz y me mudé aquí, tiempo después, me apunté a clases de crochet (si mi madre me hubiera visto, con todo el empeño y cariño que ella ponía en enseñarme…, pero sí que aprendí que todo llega y es en el momento que debe ser y empezaba a ser ya mi camino en el crochet), con el tiempo abandoné esas clases de crochet, porque era muy clásico, no tenía que ver con lo que me gustaba y gusta hoy.
Todo el que me conoce sabe que el crochet que me gusta tejer y disfrutar, es muy actual, práctico y menos clásico en los proyectos.
Emprendí el camino que yo quería. Busqué libros en inglés, porque no había en español del estilo que yo buscaba. No había youtube, ni otras redes sociales al alcance para buscar ideas, patrones u otras formas de tejer. De hecho, los patrones en español, me costaron, ya que aprendí y tejí muchos en inglés.
El tejer precisa de una ilusión, unas ganas de disfrutar, de conocer, de probar, de errar, de deshacer, de volver a empezar, siempre pienso que es como el vivir, como el día a día.
Avancé en mis prácticas de tejer a dos agujas , con los años, recibí más clases, pero volvían a ser proyectos excesivamente clásicos para mi gusto y mi forma de verlo. Yo siempre quería tejer prendas actuales y para poder disfrutar una vez tejidas. Tejer siendo el momento del día donde desconectaba y disfrutaba de mi mayor afición.
Empecé a soñar con un lugar, como ya los había en el resto de Europa. Un lugar donde conseguir fibras (hilos y lanas), poder tocarlas, antes de que llegara la creatividad, diseñar patrones, compartir con otras tejedoras el arte y la afición de tejer. Era un sueño y un deseo enorme de encontrar ese lugar. Cada vez que alguien conocido iba a la península o a otras ciudades europeas, les encargaba agujas para tejer como me gustaba, con una calidad que no podía encontrar aquí, donde realmente había demanda, pero no la oferta que yo buscaba. Cuando yo viajaba, siempre buscaba esas mercerías creativas, de hecho sigo haciéndolo, y lo que disfruto; son un monumento más para visitar y descubrir.
Ese sueño se fue materializando, el día que me planteé abrir esa mercería, que tanta falta hacía, a mi parecer. Fue una época de cambios personales que me hicieron avanzar en la dirección que hoy es Hand diy.
Un lugar donde reunirnos tejedoras, donde tocar esas fibras, donde aunar ideas y patrones. Y así nació Hand diy. Fueron tiempos de búsqueda de local (tenía que reunir todos mis requisitos), y lo encontré. Contactar proveedores, nada fácil encontrar y conseguir los envíos aquí al principio, de productos novedosos y diferentes a la oferta existentes.
Fueron días de recolocar, conseguir esas fibras que tanto os gustan (seda, fibra de leche, bambú, alpaca, rafia, lana merino, etc) Tejer es un placer y nada como hacerlo con una buena materia prima que unida a la creatividad, consigue proyectos únicos y maravillosos.
Me llevó mi tiempo, demostrar que lo más caro de tejer es la mano de obra, nada como una fibra de calidad.
Fueron tiempos, en los que pasaba las horas colocando y recolocando Hand diy, e ir conociendo a las que son compañeras, amigas y clientas estupendas.
Corrí muchos riesgos, siempre digo que no es de valientes si no de cierta inconsciencia, pero es la mejor forma de avanzar y progresar. Conseguir materializar las ilusiones y los sueños no es fácil, pero cada día es un reto y esa es mi filosofía de vida.
Junto con compartir ideas, tejer, diseñar, y estar cada día al timón de Hand diy, que espero sientas como tu lugar para tejer, disfrutar y realizar todos tus proyectos.
Fui consiguiendo poco a poco, la amplia biblioteca gratuita de libros y revistas con proyectos y técnicas para tejer, de la que hoy puedes disfrutar en Hand diy (pregunta por ella, te sorprenderá y la podrás disfrutar siempre).
Mi filosofía en Hand diy es nunca vender por vender, cada fibra, tela, accesorio, que tienes a tu disposición son de una calidad estupenda y me gusta que tengan un fin, un proyecto, una ilusión por aprender, tejer, coser…, que siempre tengan un fin.
Lo que quiero cada día es que Hand diy se convierta en el espacio en el que siempre me ilusioné con entrar y conseguir los accesorios, las fibras y demás para que tejer y que mis proyectos tomaran vida.
En Hand diy, en sus talleres se respira alegría, aprendizaje, cariño por lo hecho a mano, compartir, diseñar y sobre todo disfrutar al tejer, coser, …, al soñar que los proyectos un día se convierten en realidad y ese día es maravilloso. Contar con un equipo en el que se respira amistad, hace que todo fluya y se disfrute todo más. Y como siempre digo, se trabaja mucho, pero trabajar en lo que gusta y disfrutando es maravilloso.
Tejer y disfrutar cada día, cada paso, cada punto, cada puntada, cada sueño, cada labor, es Hand diy.
Es mi sitio favorito cuando voy a Tenerife,mi adicción
Que bonito relato, Patri. Te leo y recuerdo mis primeros puntos, bajo la mirada de mi abuela. Que lindo que mantengas la ilusión y la creatividad a tope. Enhorabuena! Has logrado crear un hogar para las amantes del tejido y las telas. ❣️
Estupenda presentación de tu trabajo y tu amor por lo hecho a mano con hilos. Comparto muchas de tus vivencias de la niñez con estas «labores». Que sigas este camino ya empezado con un montón de éxitos.
Me emocionó mucho leerte. Y así me sentí cuando fui a ese paraíso de las tejedores. Gracias por tu entrega y hacer posible este sueño que ahora disfrutamos!!